domingo, 30 de diciembre de 2007

Duran fija condiciones a Zapatero

El guiño que en su despedida de la actual legislatura José Luis Rodríguez Zapatero ha dirigido a CiU y PNV situándolos como aliados de referencia para un segundo mandato no ha caído en saco roto, sobre todo en Catalunya. La reacción de las formaciones directamente afectadas por la apuesta colocada sobre la mesa por el presidente del Gobierno ha sido, lógicamente, dispar en función de si eran las escogidas o quedaban descartadas de los posibles acuerdos: CiU responde con mucha cautela, pero ha aprovechado para dejar claras sus condiciones, mientras que ERC e ICV evidencian su desencanto.

Josep Antoni Duran Lleida, en este sentido, no podía ser más explícito en lo que a la posición de CiU se refiere. "El apoyo de CiU no puede ser como el que habíamos practicado en anteriores etapas de la política española", sino que "está condicionado a un auténtico cambio de políticas y de maneras de hacer política", advirtió ayer el líder de UDC tras constatar que los cortejos que periódicamente llegan bien de José Luis Rodríguez Zapatero bien de Mariano Rajoy no hacen más que ratificar la centralidad de CiU. El cabeza de cartel de CiU para las elecciones generales fijó, a partir de esta premisa previa, las condiciones que facilitarían un acuerdo en la política española, la primera de las cuales sería la publicación de las balanzas fiscales para poder dotar a Catalunya "de una vez por todas" de un sistema de financiación justo. "Y sólo después de publicar las balanzas fiscales podremos continuar sentados a la mesa y hablar de la posibilidad de entendernos para la legislatura", precisó sin ambages Josep Antoni Duran Lleida.

Una vez establecido este marco general, CiU pondría nuevos requisitos sobre la mesa, tales como la necesidad de pactar públicamente para los cuatro años del mandato las inversiones del Estado en Catalunya, de manera que "cada año no se tuviera que entrar en un tira y afloja de cifras", y de cumplir íntegramente el contenido del nuevo Estatut. El líder de UDC citó también como condiciones - en línea con los criterios expuestos en la entrevista publicada por La Vanguardia el pasado día 23- la consecución de un pacto escolar que eleve la calidad del sistema educativo y recupere los valores de la autoridad, el respeto, el esfuerzo y el mérito, la apertura de un debate energético que no excluya la posibilidad de hablar sobre energía nuclear, y un cambio en la política de inmigración que refuerce la contratación en origen y facilite sólo el reagrupamiento familiar si existen garantías de vivienda y salario.

Emprender acciones serias para la familia, realizar una auténtica política social sobre la dependencia, articular iniciativas económicas de apoyo a la innovación y a la competitividad de las empresas, y reorientar las decisiones de seguridad para actuar con firmeza contra las bandas organizadas que ejercen en España formarán parte también del decálogo de requisitos de CiU. Y Duran Lleida, a todo ello, aún añade no uno más, sino una "consecuencia inevitable" si CiU es decisiva en Madrid: "El futuro de Catalunya se decidirá en Catalunya y entre los partidos catalanes, pero todos han de tener muy claro que determinado escenario político en España después del 9-M comportará también un cambio en el escenario político en Catalunya".

Los que han sido socios del PSOE en la actual legislatura veían en la postura de José Luis Rodríguez Zapatero proclive a CiU, en cambio, un mal augurio. Joan Ridao (ERC) vaticinó un "giro al centro" y un "freno a las políticas sociales" y subrayó que un hipotético pacto PSOE-CiU "no sólo no pondría en peligro" el Govern, sino que "neutralizaría el papel de Artur Mas" en Catalunya, mientras Joan Herrera (ICVEUiA) avisaba de que el presidente del Gobierno "dejaba de ser la garantía de una política de izquierdas".

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