LA PAZ (Reuters). Un largamente esperado diálogo político entre el presidente Evo Morales y la oposición boliviana representada por cinco prefectos departamentales se realizará el 7 de enero en La Paz, confirmaron ayer funcionarios.
Los otros cuatro prefectos asistirán también al encuentro, que se producirá solo dos semanas antes de que Morales complete el segundo de sus cinco años de mandato, tiempo marcado por un férreo bloqueo de la derecha a la “revolución democrática y cultural” con que pretende “refundar” el país.
“El presidente ha confirmado ayer que se reunirá el 7 de enero con los nueve prefectos, en un diálogo con agenda abierta sin ninguna clase de condicionamientos”, dijo a Reuters el portavoz gubernamental, Alex Contreras.
Agregó que el gobernante --un admirador del presidente venezolano Hugo Chávez y del cubano Fidel Castro-- “confía en que un diálogo sincero dará buenos resultados para la consolidación de los cambios que vive el país”.
Esos cambios se concentran en un aún no resuelto cambio de constitución para dar más poder a los indígenas, eliminar los latifundios y nacionalizar la economía, empezando por la industria petrolera que exporta gas natural a Argentina y Brasil.
A tiempo de confirmar el diálogo, Morales anunció la aprobación del reglamento de una pensión universal para ancianos, que se pagará a partir del 2008, así como la entrada en vigencia del presupuesto nacional del año próximo, que la oposición intentó modificar sin resultados.
El presupuesto convierte en ley un nuevo reparto de una regalía petrolera, dispuesto por el Gobierno a pesar de fuertes protestas regionales para pagar la llamada Renta Dignidad de poco más de 310 dólares anuales para unos 700.000 ancianos.
Este podría ser uno de los temas más tensos del diálogo, porque los cinco prefectos opositores hicieron bandera de la defensa de su participación en esa regalía, llamada Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y pidieron que el tema sea revisado por Morales.
Las autoridades regionales opositoras plantearon también que el diálogo abarque al proyecto de nueva constitución “plurinacional”, que ellos rechazan, y a las autonomías que decidieron poner en marcha en abierto desconocimiento de la actual y la futura carta magna.
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